Ivy acababa de ser liberada de la cárcel de los Lanceros, junto con Mathius, por decisión de Locke, pero dejando prisionera a Muniael.
Como era de esperar, Ivy estaba de mal humor. Sigalas tampoco andaba muy bien de ánimos porque no volvería a ver a Elrith, con la que había entablado una buena relación, pero que había estropeado, como en él es habitual. Así que cuando se encontraron cerca del pozo de Bree, saltaron chispas por unos instantes. Ivy, rebotada, se encaró con el primero que pasaba, azuzada por Mathius. Sigalas, viendo a dónde iba a parar todo, la apartó de allí, tranquilizándola, dejando a Mathius que se las viese él solo con aquel tipo.
Sigalas la convenció para ir a los nuevos baños de Bree y relajarse. Ivy, contrariamente a lo esperado, aceptó.
Fueron a una de las saunas, y allí Sigalas le dio un relajante masaje muscular, mientras ambos hablaban de sus familias, de su infancia, y se conocían mejor.
Ivy se relajó, al igual que Sigalas, asi que salieron de allí, se cambiaron y fueron a salir de los baños, cuando el elfo, que se sintió más cerca de la druchi que nunca, la tomó en sus brazos y con cuidado para no asustarla, y lentamente, la besó.
Ivy no respondió como de costumbre, se dejó besar, aunque cerraba los ojos, apretaba los dientes y se ponía en tensión. Sigalas, dándose cuenta, se apartó de ella, e intentó hablarle, pero al pasar el momento, e Ivy darse cuenta de lo que había ocurrido, salió corriendo de allí.
Sigalas la siguió por el camino del este, la cima de los vientos, el pantano de Moscagua, las cercanías del bosque Chet, y finalmente el jardin de la nueva torre arcana, dónde la alcanzó por fin.
Ivy estaba furiosa, y le soltó sus habituales "eres idiota", "no te acerques a mi" y "déjame sola", pero sin atizarle, lo que sorprendió mucho a Sigalas. El elfo insistió, para intentar disculparse y aclarar las cosas... y entonces... Ivy agarró la cabeza de Sigalas, y éste se encogió, sabiendo que ahí llegaba por fin la furia de Ivy hecha mamporros. Pero no, Ivy se acercó, y besó a Sigalas en la mejilla, para a continuación salir disparada hacia Bree.
Sigalas se quedó paralizado unos momentos, pero luego corrió detrás de ella, y la alcanzó cerca de la plaza de Bree, dónde jugaban algunos niños, un par de guardias charlaban entre ellos, y varios reconocidos aventureros descansaban sus piernas, sentados en los bancos cercanos al pozo. Allí, la sujetó del brazo, y haciéndola darse la vuelta, la atrajo hacia así, y la besó.
Ivy le empujó furiosa, se apartó de él, y gritándole improperios, le atizó como si no hubiera mañana, golpeándole la cara hasta tumbarle, y se fue aún furiosa, hacia la posada. Sigalas, sangrando y mareado, la siguió como pudo, casi arrastrándose. No entendía nada, pero tratándose de Ivy, había aprendido a vivir con esa sensación.
La siguió a la posada, hasta el piso de arriba, y la suite. Ivy sabía que la seguía, de hecho miró varias veces hacia atrás, y aminoró el paso. Sujetó la puerta para que entrase Sigalas, y le llevó a la habitación del fondo, donde hay una gran tinaja con agua. Allí cogió una toalla y la empapó en agua.
"Qué tonto eres", dijo Ivy aplicando la toalla húmeda en las contusiones del elfo. Y sin decir más, le abrazó. Sigalas la rodeó con sus brazos, y ella se apartó.
- No vuelvas a hacer eso que hiciste en público, o te mato. - dijo Ivy
- Lo siento, cariño, te prometo no volverlo hacer.
- No soy tu cariño.- contestó Ivy cortante
- En privado si.- sonrió Sigalas
- No somos pareja, Sigalas, te aprecio mucho, y me siento agusto a tu lado, pero nada más.
- Claro, como quieras.- sonrió Sigalas, más que satisfecho
Ivy sonrió, se acercó a él y le volvió a dar un beso en la mejilla.
Como era de esperar, Ivy estaba de mal humor. Sigalas tampoco andaba muy bien de ánimos porque no volvería a ver a Elrith, con la que había entablado una buena relación, pero que había estropeado, como en él es habitual. Así que cuando se encontraron cerca del pozo de Bree, saltaron chispas por unos instantes. Ivy, rebotada, se encaró con el primero que pasaba, azuzada por Mathius. Sigalas, viendo a dónde iba a parar todo, la apartó de allí, tranquilizándola, dejando a Mathius que se las viese él solo con aquel tipo.
Sigalas la convenció para ir a los nuevos baños de Bree y relajarse. Ivy, contrariamente a lo esperado, aceptó.
Fueron a una de las saunas, y allí Sigalas le dio un relajante masaje muscular, mientras ambos hablaban de sus familias, de su infancia, y se conocían mejor.
Ivy se relajó, al igual que Sigalas, asi que salieron de allí, se cambiaron y fueron a salir de los baños, cuando el elfo, que se sintió más cerca de la druchi que nunca, la tomó en sus brazos y con cuidado para no asustarla, y lentamente, la besó.
Ivy no respondió como de costumbre, se dejó besar, aunque cerraba los ojos, apretaba los dientes y se ponía en tensión. Sigalas, dándose cuenta, se apartó de ella, e intentó hablarle, pero al pasar el momento, e Ivy darse cuenta de lo que había ocurrido, salió corriendo de allí.
Sigalas la siguió por el camino del este, la cima de los vientos, el pantano de Moscagua, las cercanías del bosque Chet, y finalmente el jardin de la nueva torre arcana, dónde la alcanzó por fin.
Ivy estaba furiosa, y le soltó sus habituales "eres idiota", "no te acerques a mi" y "déjame sola", pero sin atizarle, lo que sorprendió mucho a Sigalas. El elfo insistió, para intentar disculparse y aclarar las cosas... y entonces... Ivy agarró la cabeza de Sigalas, y éste se encogió, sabiendo que ahí llegaba por fin la furia de Ivy hecha mamporros. Pero no, Ivy se acercó, y besó a Sigalas en la mejilla, para a continuación salir disparada hacia Bree.
Sigalas se quedó paralizado unos momentos, pero luego corrió detrás de ella, y la alcanzó cerca de la plaza de Bree, dónde jugaban algunos niños, un par de guardias charlaban entre ellos, y varios reconocidos aventureros descansaban sus piernas, sentados en los bancos cercanos al pozo. Allí, la sujetó del brazo, y haciéndola darse la vuelta, la atrajo hacia así, y la besó.
Ivy le empujó furiosa, se apartó de él, y gritándole improperios, le atizó como si no hubiera mañana, golpeándole la cara hasta tumbarle, y se fue aún furiosa, hacia la posada. Sigalas, sangrando y mareado, la siguió como pudo, casi arrastrándose. No entendía nada, pero tratándose de Ivy, había aprendido a vivir con esa sensación.
La siguió a la posada, hasta el piso de arriba, y la suite. Ivy sabía que la seguía, de hecho miró varias veces hacia atrás, y aminoró el paso. Sujetó la puerta para que entrase Sigalas, y le llevó a la habitación del fondo, donde hay una gran tinaja con agua. Allí cogió una toalla y la empapó en agua.
"Qué tonto eres", dijo Ivy aplicando la toalla húmeda en las contusiones del elfo. Y sin decir más, le abrazó. Sigalas la rodeó con sus brazos, y ella se apartó.
- No vuelvas a hacer eso que hiciste en público, o te mato. - dijo Ivy
- Lo siento, cariño, te prometo no volverlo hacer.
- No soy tu cariño.- contestó Ivy cortante
- En privado si.- sonrió Sigalas
- No somos pareja, Sigalas, te aprecio mucho, y me siento agusto a tu lado, pero nada más.
- Claro, como quieras.- sonrió Sigalas, más que satisfecho
Ivy sonrió, se acercó a él y le volvió a dar un beso en la mejilla.